Directamente desde los años sesenta, el protagonista de esta ambientación es el estilo minimalista caracterizado por lo esencial, lo necesario y lo lineal.
Es sinónimo de elegancia y luminosidad, exige muebles de cierto nivel, absolutamente lineales y limpios en cada estancia. Gracias a la cuidada selección de accesorios, la funcionalidad se combina con la practicidad de un diseño minimalista.